Eran las 4 de la mañana cuando el estridente ruido del despertador hizo que Mónica y yo saltáramos de la cama. No había tiempo para perezas, debíamos tomar el primer autobús de la mañana hacia el aeropuerto. Llegamos a Marco Polo, en Venecia, con el tiempo justo de pasar el control de seguridad y correr hacia la puerta de embarque.
Tras una escasa hora de vuelo, aterrizamos en Split, donde aún adormecidas, tomamos un bus dirección al puerto de la ciudad . Los casi cuarenta minutos de trayecto los pasamos durmiendo, y cuando por fin llegamos al puerto de Split, nuestros estómagos rugían de hambre.
Buscamos un lugar donde parar a desayunar, y tras reponer energía, fuimos directas a la taquilla de venta de billetes, debíamos tomar un barco hacia la isla de Hvar. Compramos los tickets de un Catamarán de la línea Jadrolinija, y disfrutamos de la travesía con la impaciencia de dos niñas que esperan sus regalos de navidad. ¡Estábamos a tan sólo un paso de nuestro destino más deseado de las vacaciones!.
ISLA DE HVAR.
Apenas podíamos creerlo, ¡estábamos en Hvar! tanto tiempo soñando y al fin el sueño se transformaba en realidad
Nuestra habitación aún no estaba preparada cuando llegamos al hotel, pero la recepcionista nos permitió dejar nuestras maletas en el guardaequipaje, así que no perdimos más tiempo y nos pusimos el bikini, ¡teníamos ganas de la playa!. Tras un paseo muy agradable, en el que tomamos nuestro primer contacto con los alrededores del hotel, decidimos parar en una tranquila cala junto a un pequeño puerto.
El agua estaba fresca, perfecta para el baño, así que nos refrescamos en el mar hasta que los dedos parecían garbanzos y después tomamos un poco el sol.
Ya sabíamos que en Croacia las playas son de roca y piedra por eso nos habíamos comprado unos escarpines, no queríamos que los cantos nos impidieran disfrutar de los mil azules del Adriático. Con respecto a relajarse y tomar el sol, el truco está en intentar acomodarse lo mejor posible en la piedra, es difícil pero se consigue, sino miren la chica que aparece en la foto jeje 😉
¡Al fin! nuestra habitación estaba lista, dejamos las maletas en un rincón y salimos a la terraza, era hora de comerse un buen bocadillo mirando al mar (habíamos comprado pan, queso y plátanos para comer en un supermercado cercano). Es curioso como un momento tan sencillo puede hacer a una persona tan feliz.
Eran cerca de las tres de la tarde, después de comer y con desfase de sueño, el cuerpo como buenas españolas, nos pedía un poco de siesta, así que decidimos darnos una breve ducha y dormir durante una horita y media de gloria. 😉
A tope y con las pilas cargadas pusimos rumbo hacia el otro lado de la isla. Vimos el puerto pequeño, desde donde era posible tomar un barco hacia Islas Pakleni, uno de nuestros imprescindibles en el viaje.
También paseamos por la plaza de la Catedral de San Esteban y sus aledañas callecitas estrechas y empedradas. Continuamos paseando por el camino de la costa, hasta que el Hotel Amfora nos hizo marcarnos un stop obligatorio en el camino. ¡Aquél lugar era el paraíso!
Cuando nos registramos en el hotel por la mañana, la recepcionista nos explicó que tenían un acuerdo con Amfora, y éramos libres de utilizar la piscina. En aquel momento esa información no nos interesó, pero cuando aquel magnífico lugar se cruzó en nuestro camino, entendimos perfectamente la recomendación 😉
Disfrutamos de una tarde a lo «pretty woman» en la piscina de un hotel de 5 estrellas tomando mojitos y disfrutando el momento. Este tipo de lugares no se cruzan en nuestro día a día y disfrutamos a lo grande del lujo y confort de aquel paraíso hasta la puesta de sol. De camino a nuestro hotel, compramos una pizza y unas bebidas con las que comenzar la noche, nos sentíamos en una palabra ¡FELICES! 😉
PRIMERA NOCHE DE FIESTA EN HVAR. LOCURA Y FELICIDAD
Salimos del hotel realmente animadas, queríamos disfrutar de una gran fiesta y teniamos la vibración adecuada para hacer de esa noche, una noche memorable. En la zona del puerto de Hvar Town hay varios locales muy populares donde comenzar la noche. Nuestra primera opción fue Carpe Diem, el club más popular de la isla.
Había demasiada gente y la música apenas podía apreciarse, por eso cuando terminamos nuestro combinado cambiamos al club de al lado, BB Club, del cuál, me gustó la música y me gustó tener espacio para bailar 🙂
A las dos de la mañana, decidimos que ya era hora de tomar el barco y poner rumbo a la isla de Stipanska donde está Carpe Diem Beach Club, el lugar más fiestero de la costa adriática. La travesía fue corta, al llegar a Stipanska, nos perdimos entre la multitud de la pista de baile. ¡Aquel lugar era increíble! Carpe Diem tiene la fama más que merecida. <3
Amanecía cuando tomamos el barco de regreso, los colores del cielo y el mar eran fabulosos…
Así fué mi primer día en Hvar, si quieres descubrir todo lo que me ocurrió en ésta mágica isla, sigue mi globo azul hasta Pakleni #disfrutamiruta por Europa y viaja conmigo hasta París, Madrid, Amsterdam, Verona….
Gracias por ser parte de #disfrutamiruta.
Laura Eire. <3
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2 comentarios
Aunque se que el post es antiguo,podrias decirme el nombre del hotel?Gracias!
Hola Magdalena, me haces la pregunta del millón!! He estado buscando en un mail antiguo y ¡por fin! hace unas semanas di con el nombre del Hotel es Villa Dalmacia, la verdad las habitaciones tienen lo justo, es más bien anticuado pero las vistas y la localización muy buenas, te dejo un descuento con booking para que realices tu próximas reservas de hotel con un 10% de descuento https://www.booking.com/s/11_6/disfru43
Un saludo y feliz viaje!